lunes, 16 de febrero de 2015

Tarea T12



 Me gustaría, en esta última entrada, comentar algunos de los temas propuestos.

 En "Juventud, maldito tesoro" Sánchez Ron insiste en las implicaciones científicas y políticas que se derivan del hecho de que "en ciencia, la creación de conocimiento realmente original suele deberse a jóvenes". Afirma el autor que lo realmente importante es "identificar al genio cuando este aún no ha eclosionado", algo que, por otra parte, parecen haber entendido bien (demasiado bien) los clubes actuales de fútbol, de ahí los recientes problemas jurídicos que han tenido varios de ellos respecto a la contratación de jugadores menores de edad para disputar competiciones en categorías inferiores.
 De lo que se trata, por agotar el símil futbolístico, es de que España no sea uno de esos clubes de segunda fila a los que suelen regresar los jugadores cuando ya han dado de sí lo mejor de sí mismos. Resulta interesante comparar estas palabras de David Villa, procedentes de una entrevista en El País (2 de Junio de 2014): "Vengo al fútbol estadounidense a terminar mi carrera deportiva. En Europa, pasada la treintena, es difícil triunfar" con las de Severo Ochoa, al regresar definitivamente a España, de las que se hace eco el propio Sánchez Ron: "He vuelto porque en EEUU no quieren a los viejos."

 A propósito de la endogamia universitaria, efectivamente los datos que plantea la revista Nature son alarmantes. Jordi Caballé destaca en varios artículos la "castración intelectual" producida por la seguridad de permanecer en el propio departamento, lo que contribuye a redactar tesis doctorales con un importante nivel de mediocridad.
 Si entendemos la endogamia como la situación en la que los recién doctorados son contratados por el mismo departamento universitario en el que han cursado el doctorado, y si además existe suficiente evidencia empírica acerca de que la productividad científica de los profesores que han obtenido su plaza bajo un régimen endogámico es en promedio menor que los que la han obtenido en un régimen más abierto y competitivo, entonces es indiscutible que debemos hacer algo.
 En 2008 España lideraba la clasificación de países europeos con un porcentaje más alto de profesores que habían obtenido su doctorado en la misma universidad en la que trabajaban (69%).
 Los intentos destinados a abrir el sistema a la competencia, exigiendo algún tipo de acreditación por parte de agencias de evaluación nacionales, externas a las universidades, han cometido el error, desde mi punto de vista, de imponer criterios cuantitativos para obtener una evaluación favorable (en detrimento, en muchas ocasiones, de la calidad).
 El resultado es, lamentablemente, de sobra conocido: 7000 profesores acreditados para acceder a una plaza cuyo destino final está controlado por los propios departamentos. "Y ruede la rueda, y gire la noria." 

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