lunes, 9 de febrero de 2015

Tarea T11



El artículo de Ángel Pestaña ("El sistema español de Ciencia y Técnica") trata de establecer, desde un punto de vista cualitativo, la capacidad de nuestro país para la conversión de los recursos en conocimiento científico y técnico. Llama la atención (y creo que es una situación aún vigente hoy en día, aunque quizás más matizada) que así como la producción científica española (publicaciones) se sitúa en un nivel igual o ligeramente superior a la media de la Unión Europea, por lo que a la productividad técnica se refiere el valor español de ese parámetro es tres veces inferior a la media. Describe de este modo el autor un estado de la cuestión caracterizado por tres ejes fundamentales: un mayor predominio de la I en el binomio I+D, desequilibrios regionales importantes y la necesidad de articular el SCT asociado directamente al desarrollo de la I+D empresarial. Parece evidente que en estos tiempos de crisis, es decir, en un escenario de escasez de recursos, esta I+D empresarial, vinculada a su vez estrechamente a políticas de fomento de industrias y servicios de contenido técnico, se haya resentido de manera especial.
 Me ha resultado muy interesante la presentación de los esquemas teóricos dominantes en I+D llevada a cabo por Carlos Ignacio Angulo Martín ("Ciencia, tecnología y sociedad"). El tránsito desde el modelo lineal del cambio tecnológico hasta el modelo de integración de la ciencia, la tecnología y la sociedad (con la incorporación del entramado social) enfatiza el interés acerca de cómo interactúa tanto la percepción pública de la ciencia como el impacto social que tienen los resultados científicos.
 Estoy de acuerdo con López Cerezo y Luján en que la mayoría de los indicadores relacionados con el bienestar social olvidan incorporar la filosofía sobre justicia distributiva y, en consecuencia, se tornan utilitaristas.
 Cuando traza el autor el bosquejo de la evolución científica en España se hace eco, al hablar de la realidad española preconstitucional, de una situación que parece generalizarse con facilidad a otros ámbitos y a otras épocas. Subraya que durante el franquismo había buenos investigadores e inventores, pero que "esa investigación apenas disponía de una infraestructura de apoyo ni de los medios necesarios para tener continuidad". Resulta interesante comprobar cómo esta aseveración coincide, casi de manera literal, con la realizada por el presidente de la Federación Española de Atletismo, a propósito de los discretos resultados en las últimas olimpiadas: "Tenemos buenos atletas, con mucho talento, pero falta la financiación pública y privada necesaria para generar una infraestructura que los apoye y consiga generar buenos resultados". Igualmente, en la pasada gala de los Goya, en entrevista a RTVE se manifestaba Antonio Banderas en parecidos términos, reclamando "infraestructura presupuestaria [sic] para apoyar el talento de directores y actores españoles".
 Quiero comentar ahora alguno de los aspectos que más me han llamado la atención de la entrada que he elegido: "Percepción social de la ciencia".
-    La variable de sexo-género sigue siendo relevante a la hora de estudiar la percepción social de la ciencia. La ciencia, al parecer, sigue siendo una actividad más vinculada a lo masculino. Me llama la atención, sin embargo, que la variable "clase social" apenas se muestre en la noticia de la FECYT.
-    Cuando Arturo García Arroyo expone en la Presentación de "Percepción social de la ciencia y la tecnología en España" los dilemas morales y políticos que emergen en ocasiones de la investigación científica y sus resultados (desarrollo de la tecnología de la información vs. privacidad, por ejemplo) termina su descripción apelando a una tecnocracia peligrosa, que sitúa en el ámbito de la propia ciencia y de la tecnología la ÚNICA opción para superarlos: "Dilemas que cuando aparecen como problemas SOLO la ciencia y la tecnología podrán resolver".
-    Más peligroso aún (y más injustificable en nuestros días) considero el primer párrafo de la introducción de Francisco Rubio al volumen "Percepción social de la ciencia". Este párrafo constituye, desde mi punto de vista, un alegato en favor de esa conciencia elitista, visionaria y mesiánica que padecen algunos investigadores y científicos y que, en ocasiones (como es el caso) genera un discurso arrogante y soberbio, que roza la falta de respeto. Resulta casi paradójico que aparezca precisamente en una publicación que intenta dar cuenta de la percepción social de la ciencia. ¿Es así como algunos científicos perciben la sociedad? Lo transcribo: " Cuando hablamos de cultura científica y técnica en un país como España, en el que una mayoría se dedica con entusiasmo a lo que podríamos llamar "cultura de circo", podríamos caer en un pesimismo sin limites. [...] Precisamente el crecimiento económico de España en las últimas décadas ha permitido que un mayor número de personas disponga de un tiempo libre  que bien podría dedicar a su culturización científica, en vez de seguir fomentando, con su participación, esa «cultura de circo» que antes mencionaba. De que así lo haga depende, entre otras cosas, de la dedicación y el esfuerzo de personas que han comprendido esa necesidad, no sólo para sí mismos, sino para el bienestar general de todos los ciudadanos."

No hay comentarios:

Publicar un comentario